2012-08-25

Todos quienes nos dejaron


Steven Cramer

Encontramos en todas partes a todos quienes nos dejaron,
Es más fácil ahora verlos a los ojos –
En cementerios, en la cama, cuando suena el teléfono.
Por supuesto, nos preguntamos si piensan en nosotros.

Es más fácil, ahora, verlos a los ojos,
Imaginar tocar una mano, oírlos hablar.
Por supuesto, nos preguntamos si piensan en nosotros
Cuando las noches, como hoy, se vuelven saladas, cálidas.

Imaginar tocar una mano, oírlos hablar –
Es difícil creer que puedan ser tan fríos.
Cuando las noches, como hoy, se vuelven saladas, cálidas,
Pensamos en llamarlos, dejándoles mensajes.

Es difícil creer que puedan ser tan fríos –
Sin color, sin pulso, sin una reacción de los nervios.
Pensamos en llamarlos, dejándoles mensajes
Vívidos de noticias que seguro les interesan.

Sin color, sin pulso, sin una reacción de los nervios:
Cerramos los ojos para no verlos.
Vívidos de noticias, que seguro les interesan.
No los culpamos, en realidad. No eran crueles.

Cerramos los ojos para no verlos
Leyendo, haciendo el amor, o quedándose dormidos.
No los culpamos. En realidad no eran crueles,
Aunque duele cada vez que pensamos en ellos:

Leyendo, haciendo el amor, o quedándose dormidos.
Disfrutando los placeres y aburrimientos de siempre.
Aunque duele cada vez que pensamos en ellos,
Como un sabor que no podemos tragar, sus nombres permanecen.

Disfrutando los placeres y aburrimientos de siempre.
Luego, nos dejan el aspecto de sus rostros
Como un sabor que no podemos tragar. Sus nombres permanecen,
Disminuyendo los nuestros, obstaculizando el paso.

En cementerios, en la cama, cuando suena el teléfono.
Encontramos en todas partes a todos quienes nos dejaron,
Luego nos dejan, el aspecto de sus rostros
Disminuyendo, los nuestros obstaculizando el paso.

El original de este poema (que tiene una forma no muy común llamada pantoum) puede leerse, en inglés, en http://www.theatlantic.com/past/docs/unbound/poetry/antholog/cramer/everyone.htm

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