Elizabeth Bishop
El arte de perder puede dominarse;
tantas cosas parecen decididas
a perderse que perderlas no es ningún desastre.
Pierde algo cada día. Acepta el desgaste
de perder las llaves, la hora ida.
El arte de perder puede dominarse.
Ensaya a perder más, más adelante:
lugares y nombres, y allá a dónde dijiste que ibas.
Nada de eso es un desastre.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! Al traste
se fueron la última –o penúltima– de tres casas queridas.
El arte de perder puede dominarse.
Perdí dos ciudades: eran un primor. Y, más grandes,
dos ríos, un continente, unos reinos que tenía.
Me hacen falta, pero no ha sido un desastre.
De perderte, incluso (la voz de broma, el rostro
que amo), no habré mentido. Como decía,
el arte de perder sí puede dominarse,
aunque puede parecer (¡escríbelo!)
un desastre.
Este poema tiene otra forma peculiar llamada villanelle. Agradecimientos a Carolina Sanín por la ayuda con la traducción.
El original, en inglés: http://www.poetryfoundation. org/poem/176996
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