Aprenden a marchar
sin pararse a descansar.
Aprenden a saludar
y a correr sin transpirar.
Aprenden a tener disciplina,
a pasar días sin dormir,
a reptar por una colina,
a morirse sin morir.
Aprenden que el sonido que llevan dentro,
que los hace avanzar,
es el sonido constante
de una banda militar.
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